El general Abdourahamane Tchiani, líder de la junta militar de Níger, ha autorizado a los ejércitos de Malí y Burkina Faso a intervenir en su territorio “en caso de agresión”. Dicha decisión se produce cuando la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) prepara una acción militar para restaurar el orden constitucional en Níger para la que, incluso, ha pedido ayuda económica a la Unión Europea. Mientras tanto, la posibilidad de una salida diplomática se estrecha: el presidente de Nigeria y de la Cedeao, Bola Tinubu, aseguró que está bajo presión para iniciar la intervención militar y ha pedido a los líderes religiosos de su país un último intento de mediación. “Después, ya no podré hacer mucho más”, añadió.
Un nuevo bloque formado por los regímenes militares de Malí, Burkina Faso y Níger, todos ellos nacidos de golpes de Estado en los últimos tres años, acaba de ver la luz. Los ministros de Asuntos Exteriores de Malí, Abdoulaye Diop, y Burkina Faso, Olivia Rouamba, realizaron una visita oficial este jueves a las nuevas autoridades de Níger, durante la cual los tres países reafirmaron su voluntad de estrechar la cooperación en numerosas áreas, especialmente en materia de defensa y seguridad. En concreto, se comprometieron a cooperar, intercambiar información de inteligencia y llevar a cabo operaciones conjuntas en la lucha contra el yihadismo que golpea a los tres países.
Asimismo, los representantes de Malí, Níger y Burkina Faso decidieron darse asistencia mutua en caso de agresión o de ataques terroristas, según el comunicado conjunto de los tres países, que informa también de la firma por parte del general Tchiani de dos disposiciones “autorizando a las fuerzas de defensa y seguridad de Burkina Faso y Malí a intervenir en territorio nigerino en caso de agresión”. En días pasados, el coronel Assimi Goïta, líder de la junta militar de Malí, había anunciado que, en el caso de que la Cedeao decidiera intervenir en Níger, su ejército no solo intervendría, sino que ordenaría un ataque contra Nigeria.
Las relaciones entre Níger, por un lado, y Malí y Burkina Faso, por otro, se habían enrarecido al máximo en los últimos años tras los golpes de Estado en estos dos países. El presidente nigerino Mohamed Bazoum, derrocado el pasado 26 de julio, había criticado con dureza la toma del poder por militares y el enfoque de ambos países en la lucha antiterrorista, con la contratación del grupo de mercenarios ruso Wagner por Malí y el reclutamiento de miles de voluntarios por Burkina Faso. El golpe de Estado de julio y la reunión de este miércoles cambian radicalmente este panorama y muestran una total sintonía entre los tres regímenes militares.
Mientras tanto, Tinubu aseguró este viernes a los medios en Abuya, la capital de Nigeria, que una solución negociada todavía es posible, pero que está recibiendo enormes presiones para que movilice la fuerza de reserva para intervenir en Níger. “Esta misma mañana me han inundado con llamadas telefónicas sobre la preparación de los países con su fuerza militar y sus contribuciones. Sin embargo, les he dicho que esperen. Soy yo quien está frenando a la Cedeao”, manifestó.
El presidente nigeriano mantuvo un encuentro con representantes del Consejo Supremo de Asuntos Islámicos de Nigeria, encabezados por el sultán de Sokoto, que ha pedido a la Cedeao y a Tinubu que rectifiquen lo que califican de “posición dura” contra la junta militar de Níger. El presidente de la Cedeao les ha instado a volver a Niamey, la capital nigerina, para pedir la liberación de Bazoum y su restauración como presidente, “después ya no podré hacer mucho más”, añadió.
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