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Groenlandia responde a las visitas de figuras estadounidenses

En Groenlandia, la reciente visita programada de Usha Vance, esposa del vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, junto con el asesor de seguridad nacional Mike Waltz, ha provocado una fuerte reacción de descontento entre los ciudadanos y líderes políticos del área. Estas visitas, que algunos consideran una exhibición de influencia por parte de Estados Unidos, han incrementado las tensiones preexistentes en la región tras las declaraciones anteriores del expresidente Donald Trump respecto a sus intenciones de comprar la isla.

Usha Vance planea un viaje a Groenlandia para involucrarse en actividades culturales y poner en valor lugares históricos. De acuerdo con los organizadores, su agenda abarca la asistencia a la Avannaata Qimussersu, una competición nacional de trineos con perros. La delegación de Estados Unidos, que también cuenta con la presencia de uno de los hijos de Vance, afirma que su propósito principal es «celebrar la cultura y la unidad en Groenlandia». No obstante, las críticas locales argumentan que estas visitas poseen un trasfondo más político y estratégico que cultural.

Usha Vance tiene programada una visita a Groenlandia para participar en eventos culturales y resaltar sitios históricos. Según los organizadores, su agenda incluye asistir a la Avannaata Qimussersu, una carrera nacional de trineos tirados por perros. La delegación estadounidense, que también incluye a uno de los hijos de Vance, asegura que su objetivo principal es «celebrar la cultura y la unidad de Groenlandia». Sin embargo, las críticas locales señalan que estas visitas tienen un trasfondo político y estratégico más que cultural.

Por su parte, Mike Waltz, asesor de seguridad nacional, se espera que llegue antes que Vance, acompañado del secretario de Energía de Estados Unidos, Chris Wright. Su presencia también ha encendido las alarmas entre los líderes groenlandeses, quienes ven estas acciones como una intrusión en los asuntos internos de la isla. Según declaraciones del primer ministro saliente, Mute Egede, «no hay reuniones programadas con las autoridades locales», lo que refuerza la percepción de que estas visitas son un gesto unilateral de poder por parte de Estados Unidos.

El sucesor de Egede, Jens-Frederik Nielsen, ha acusado a las autoridades estadounidenses de mostrar una falta de respeto hacia la población local. Estas tensiones no son nuevas. En los últimos años, Groenlandia ha estado en el centro de atención debido a su posición estratégica y a los recursos minerales que posee, especialmente las tierras raras, que son esenciales para la tecnología moderna. La administración de Trump mostró un interés particular en la isla, llegando a sugerir su compra en varias ocasiones. Esto provocó rechazo tanto en Groenlandia como en Dinamarca, país al que pertenece el territorio.

A pesar de las afirmaciones del exmandatario Trump, quien mencionó que Estados Unidos recibiría con gusto a Groenlandia si optara por unirse al país, el sentir en la isla es evidente. De acuerdo con encuestas recientes, casi el 80% de los groenlandeses apoya la independencia de Dinamarca, pero un porcentaje aún mayor se opone firmemente a la idea de integrarse a Estados Unidos. Estos datos reflejan un contundente deseo de autodeterminación y una resistencia a las influencias externas que intentan aprovechar su ubicación geopolítica y recursos naturales.

La historia de Groenlandia, que ha estado bajo la soberanía de Dinamarca por más de tres siglos, está caracterizada por un frágil equilibrio entre conservar su autonomía interna y depender de Copenhague en asuntos de política exterior y defensa. En este escenario, las visitas de políticos estadounidenses, vistas como intentos de imponer intereses foráneos, han intensificado las tensiones en la región.

La historia de Groenlandia, que ha sido parte de Dinamarca durante más de 300 años, está marcada por un delicado equilibrio entre mantener su autonomía interna y depender de Copenhague en cuestiones de política exterior y defensa. En este contexto, las visitas de figuras políticas estadounidenses, percibidas como intentos de imponer intereses extranjeros, han exacerbado las tensiones en la región.

Groenlandia, la isla más grande del mundo, ubicada entre los océanos Ártico y Atlántico, sigue siendo un punto estratégico clave en la geopolítica global. Su papel en temas de seguridad internacional y su riqueza en recursos naturales la convierten en un territorio codiciado. Sin embargo, sus habitantes continúan luchando por preservar su identidad cultural y política frente a las crecientes presiones externas.

Las recientes declaraciones de líderes groenlandeses y las reacciones de la población local envían un mensaje claro: la isla no está dispuesta a ceder a los intereses extranjeros y sigue firme en su camino hacia la autodeterminación. Las visitas de figuras estadounidenses, lejos de fortalecer las relaciones entre ambos países, han avivado el debate sobre la independencia y el respeto a la soberanía del territorio.

By Rafael Armendáriz

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